jueves, 11 de junio de 2009

Depeche Mode. Sounds of the Universe


No es fácil hablar de uno de los pocos grupos que en la mocedad despertó en mi el fan que casi todos llevamos dentro. Eran los 80. Años del vinilo y del cassete. Del disco pirata y del maxi. Del cardado y los buggies. Del brujas y de splash. Éramos fanáticos. Coleccionábamos de forma compulsiva cualquier material que sobre el grupo cayera en nuestras manos: maxis, piratas, directos, singles, ediciones especiales, rarezas, fotos, camisetas... Imitábamos su forma de vestir, su forma de pensar, su forma de hablar. Llenábamos la pista de baile con cada uno de sus temas, tarareábamos sus letras a gritos y nos entregábamos a su baile con frenesí. Para mi terminó en el 101, cifra que más o menos se corresponde con el número de vinilos que sobre el grupo atesoré en aquellos "movidos" años.

No se si es justo, pero tras el 101, he seguido con escaso interés su escasa e irregular carrera musical, pues no he oido nada en sus nuevos trabajos que supere su época dorada, y el disco actual no es una excepción. Apunte aparte, mucho más interesante, rica y honesta me parece la carrera en solitario del ausente Andrew Fletcher, quien con Recoil ha probado y aprobado con nota el díficil camino de la experimentación electrónica.

No es lo mismo y lo se, pero tras escuchar este disco tengo la misma sensación que cuando escuché el black ice de ac/dc, y es que me parece que todo esto ya lo he odio. Y eso me hace pensar que cuando Martin Gore pensó en los temas de Sounds of Universe, no pensó en mí, sino en mi relevo generacional. Es lógico, los clásicos hay que actualizarlos para enganchar a los nuevos consumidores; pasa en el cine, pasa en la moda, pasa en el circo, y por supuesto, pasa en la música. Claro que con la que está cayendo en el panorama músical, donde grupos tan nefastos como The Killers o Coldplay son cosiderados como la quintaesencia de la música, no sería de extrañar que este disco acabe siendo considerado como una obra maestra...

No obstante, es Depeche Mode, y por supuesto el disco es bueno. Escucharlo tiene la capacidad de despertar el fan dormido que algunos viejunos llevamos dentro. Y eso, se agradece.