martes, 13 de octubre de 2009

Robinson Crusoe. Un clásico actual.


No parece muy actual hablar de un clásico literario como Robinson Crusoe, aunque se trate de la adaptación al comic que ha publicado SM, pero la genialidad con que ha sido adaptado a viñetas, me parece memorable. De ello se ha encargado Christophe Gaultier, un dibujante francés prácticamente desconocido, al que yo recuerdo en su valiosa aportación al bello film de animación "Belleville".
No lo pone porque en aquel entonces no se llevaba, pero cuando Daniel Defoe escribió esta historia en 1719, basó su narración en dos hecho reales, uno sucedido a un capitán español que naufragó y permaneció 8 años en una isla desierta antes de ser rescatado, y otro, la de un marino escocés que sufrió la misma suerte durante cuatro años. La historia tiene todos los componentes para ser un clásico imperecedero, pues habla sobre el valor del esfurzo y el triunfo del hombre sobre la advesidad en un medio y un tiempo hostil. Aunque puedo no compartir la necesidad de abrazar la religión como tabla de salvación cuando todo parece perdido, creo que en el caso del protagonista está justificado, y es uno de los elementos que posibilitan su victoria más que hacia su enemigo interno, con el más peligroso de los oponentes, el interno.
No es posible desconocer la historia de Robinsón Crusoe, aunque nos haya llegado bastante edulcorada gracias sobre todo a la última versión actualizada y protagonizada por Tom Hanks. Pero sin duda la adaptación que hace en el lenguaje del comic el amigo Gaultier supera a cualquiera otra anterior, pues su estilo de dibujo sucio de figuras alargadas y el uso de colores apagados y ocres para presentar el entorno natural, confiere a cada viñeta un dinamismo y una crudeza tal que rápidamente descubrimos que Robinson Crusoe no es una obra juvenil tal y como pensábamos hasta ahora.
No me lo he leido todavía, pero tengo pendiente la adaptación que ha sacado la editorial del clásico de Mary Shelley "Frankenstein" de Marion Mouse Cartoné, al que no conzco ni de referencias. Hablaremos de él en otro momento.