jueves, 15 de octubre de 2009

LOS CUENTOS DE FLANNERY O'CONNOR


No hace mucho leí que un artista además de nacer, se hace. Y tras leer las casi mil páginas del volumen que recogen sus cuentos, confirman esa afirmación. La recopilación sigue con acierto un sentido cronológico, desde su amateur ejercicio literario "El geraneo" de 1946, hasta su soberbia y última obra "El día del jucio final" publicada veinte años, el mismo año de su temprana y esperada muerte. Y a medida que avanza el tiempo y su obra, la técnica se va afilando, la genialidad despuntando y su perfección sin fisuras, aflorando, hasta hacerme comprender que me encuentro ante una de las mejores obras a las que me he enfrentado en los últimos tiempos.

No voy a pararme a discutir sobre si sus cuentos son dramas cómicos o comedias dramáticas. Porque más grande que las historias son sus protagonistas, unos personajes perfectamente imperfectos de gran complejidad en su simpleza, que nos trasladan a través de una jerga intraducible a la brutal realidad de la Georgia post esclavitud. Es la última generación antes de la era moderna, incapaces de sobrevivir a la nueva escala de valores, a la preponderación de la sociedad urbanita, a la igualdad racial, y a si mismos y a su circunstancia. Los cuentos no pueden ser consideradas ni siquiera como historias; son grandes microhistorias narradas con un tono de cruda realidad, cuya única misión es ayudarnos a entender que la verdadera historia normalmente, se lee entre líneas.

No cabe duda del gran ascendente que la amiga Flannery ha ejercido en las artes literarias, teatrales y cinematográficas actuales; los hermanos Cohen, Horton Foote, Arthur Peen, Stephen King... Su tormentosa vida marcada por la enfermedad y el aislamiento no impidieron que se convirtiera en una perfecta conocedora de la conducta humana. Sus profundas creencias religiosas impregnan profundamente toda su obra, planteando nihilistas escenarios en los que los protagonistas no pueden escapara a su condición ni a su propia naturaleza destructiva. Y lejos de compartir sus creencias religiosas, opino que nada más alejado de la realidad...

No parecerá fácil enfrentarse a una obra de esta magnitud cualitativa y cuantitativa, pero os aconsejo que lo intenteis. Un consejo, tened paciencia con los primeros cuentos; a pesar de su aparente e insultante simpleza, no os arrepentireis. Palabra de boy scout.