sábado, 26 de septiembre de 2009

Los muertes huele mal.


No se trata precisamente de un autor conocido en la actualidad, aunque a principios de siglo pasado fue uno de los más populares escritores nacionales. Pero estoy seguro que si en vez de español fuera ingles o americano, su nombre estaría en los libros de literatura junto a Sheridan Le Fanu, Ambrose Bierce e incluso E.A.Poe. Aunque sin duda su obra inacabada "La torre de los siete jorobados" que llevó magistralmente al cine el grande y también olvidado Edgar Neville es sin duda su obra más conocida, este volumen recopilatorio de cuentos espiritistas está más que a la altura del resto de sus obras.

No podia ser de otra forma de un cronista de principio de siglo en la bohemia capital del reino. Emilio Carrere se ganó a pulso una fama de mujeriego y juergista fruto de sus frecuentes visitas a cafés nocturnos y casas de mala vida. Su vida estuvo marcada por su firme creencia en el espiritismo, el esoterismo y las ciencias ocultas que tanto furor causaban en los intelectuales y burgueses de la época. Aunque al final de su vida renegó de casi todas sus creencias, sus cuentos recopilados en esta obra tratan de fundamentar sin lugar a dudas la convivencia entre vivos y muertos, con un toque de ingenio y descaro inigualable en todos sus relatos.

No pretende sin embargo Carrere con sus relatos convertir al lector a su causa espiritista, sino que intenta sembrar la duda, la curiosidad y la fascinación por este mundo oculto, que como el mismo reconoce al final de su vida, se alimentaba de la complicidad del silencio escéptico de sus seguidores, más fascinante por el entorno mágico y misterioso que emanaba que por su naturaleza mística de comunicación con el más allá.

No es un best seller, nuca lo fue y por suerte nunca lo será, pero te lo recomiendo. Y si durante su lectura alguien te mira con cara rara cuando lea el título, sonrie, el objetivo está cumplido...